Llovía todos los días. Cada mañana me despertaba la luz que entraba por la ventana acompañada por el ruido de las gotas contra el cristal. CLONG-CLONG-CONG. El ruido acababa por hacerse insoportable, llovía todos los malditos días.
Salía de mi apartamento para hacer la compra y empezaba a llover. Volvía a entrar y, cuando los primeros rayos de sol asomaban, otra vez llovía. Se podría decir que llovía todo el santo día. Ibas a cenar y llovía, salías del baño y llovía, salías a dar un paseo por el parque y llovía. Al final opté por no salir. Me quedaba en mi minúsculo apartamento durante horas. Simplemente era mejor así. Estuve sin salir un par de semanas. Ya me había leído todos mis libros y visto todas mis películas. La única comida que quedaba eran unas latas de judías que había dejado el anterior inquilino. La casa estaba limpia -ventajas del tiempo libre- pero sabía que mi única opción era salir. Al fin y al cabo era sólo lluvia ¿no? Necesitaba comida y algo de entretenimiento para poder seguir ahí. No había recibido ni una sola visita durante aquel tiempo. El teléfono no había sonado porque no tenía. Miré por la ventana antes de salir. Llovía a cántaros. Nadie parecía preocupado. Cogí un chubasquero y unas botas. Abrí la puerta y vi a dos de mis vecinos hablando junto al ascensor. Se sorprendieron un poco al verme, pero decidí evitarlos diciéndoles que tenía prisa y bajé por las escaleras. Podía oír cómo las gotas golpeaban salvajemente el cristal de la puerta. CLONG-CLONG-CLONG. Decidí abrirla sin pensármelo dos veces, como el que se tira de un puente. Estaba listo y preparado para lo peor, no dejaba de repetirme que aquello sólo era lluvia. Empezó a caer sobre mi chubasquero, deslizándose hasta alcanzar el suelo como si mi cuerpo fuese una cascada. Estaba a punto de rendirme otra vez, pero fue sacar el candado de la bici y todo paró. De pronto salió el sol, y con él los niños salieron a jugar al parque y los tipos que vendían paraguas en las esquinas se esfumaron. Supongo que ahora venden gorras o ventiladores de mano. Fui a la tienda con el chubasquero y las botas. Uno siempre tiene que estar preparado...
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