martes, 25 de octubre de 2011

NORUEGA


Le vi saltar del barco y nadie pareció inmutarse. Sólo hacía tres horas que habíamos zarpado, pero supongo que es lo que tienen los cruceros... La gente está demasiado ocupada disfrutando y fingiendo ser feliz por un tiempo, y en esa borrachera de falsos sentimientos no hay sitio para un pobre hombre atormentado.
Le vi saltar y nadie pareció inmutarse. debíamos de estar a unos cinco grados. Si bien el barco no era especialmente alto, la velocidad a la que íbamos hizo que, en cuestión de segundos, lo perdiese del todo de vista.
No avisé a nadie. Di por hecho que lo había hecho voluntariamente. No hizo ningún gesto de socorro desde el agua ¿por qué iba a molestarle yo entonces?
oía a los niños corretear por el barco. Veía a las madres comprando alcohol y tabaco en el duty free. Mis amigos dormían para intentar combatir la resaca. Yo simplemente observaba. Observaba y pensaba. Tenía esa canción en mi cabeza, ¿cómo se llamaba? Decía algo así como DUP-DUP-DUP-NA-NA-NA-NA. No podía recordar su nombre, pero me relajaba. Asentaba las miles de ideas que corrían por mi cabeza en ese momento. ¿Dónde estaría en un año? ¿Dónde estaría ahora aquel tipo? Por primera vez en mi vida no tenía metas, y eso me hacía sentir bien. Eché de menos mi libreta de notas -me la había dejado en casa- pero ya no echaba de menos nada de lo demás. Me tenía a mí, y a mi cabeza. También pensé en la noche anterior y en todos mis errores. ‘’Supongo que idealizo rápido’’ –pensé- y volví a mi camarote.

Pasadas unas horas nadie había mencionado nada acerca del incidente. Bajé al bufet pero no tenía hambre. La gente a mi alrededor tragaba pedazos de carne y marisco sin parar. Mi mundo parecía haberse parado entre Oslo y Copenhague. El hombre atormentado debía de estar ya en un lugar mejor –al menos para él- o al menos en el estómago de alguna que otra bestia marina. Salí a la cubierta y hacía más frío. Pensé en cómo había un hombre capaz de trasladar aquel barco tan grande en medio de la noche. Pensé en su responsabilidad, en que siempre hay alguien detrás que se encarga de solucionar tus errores pero.. ¿y los de aquel hombre? Eran dudas de crío, sin ningún sentido. Hay ingenieros y toneladas de tecnología detrás de todo eso… Se estaba verdaderamente a gusto a pesar del frío. Todos estaban dentro, cenando, con sus mejores galas, y con ganas de emborracharse aquella noche. Quien sabe, quizás hasta alguno consiguiera llevarse a alguna a la cama. Se estaba verdaderamente a gusto en la cubierta a pesar del frío, tan a gusto, que decidí quedarme allí un ratito más, hasta por fin decidir que lo mejor era saltar y encontrarme con el frío Mar del Norte. 

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